Algo por lo que me preguntan algunos que se inician en Godly Play es si es solo para niños o vale también para adolescentes y adultos. Desde un principio Godly Play ha sido para mí un regalo tan maravilloso, que considero que merece la pena compartirlo con todos.
Desde mi humilde experiencia trato de responder a la pregunta: ¿Es Godly Play válido para todas las edades?
Cuando Jerome Berryman, fundador de Godly Play, diseñó este método, estaba dirigido a niños de 3 a 12 años. Berryman lo diseñó como un método para poder llegar a alcanzar una espiritualidad madura. Por eso, la experiencia posterior de muchos años ha comprobado que es un método válido para todas las edades.
¿Acaso no es toda nuestra vida un camino hacia una espiritualidad madura?

Las iglesias y comunidades que llevan tiempo practicando Godly Play han visto como los niños que empezaron a practicarlo son ahora adultos que siguen practicando este método.
Yo practico Godly Play con niños de infantil, primaria, secundaria y bachillerato. Pero también con adultos: profesores, catequistas…
Algunos educadores piensan que este es un método para niños y creo que se equivocan. La finalidad de Godly Play no es contar historias, no es realizar actividades plásticas, sino ayudar a los que lo practican a profundizar en su espiritualidad y en su vivencia de Dios. Tampoco es desarrollar la creatividad, el espíritu crítico, la capacidad de preguntarse (aunque trabaje con todos estos principios). Por eso creo que es válido para todas las edaddes.
En algún caso me han llegado a preguntar: pero las narraciones para adultos son diferentes ,¿verdad?. Pues la respuesta es no. Las narraciones siempre son las mismas. Son lo suficientemente sencillas, pero a la vez tan meditadas, que no necesitan ser cambiadas para mostrar el mensaje fundamental del relato independientemente de la edad de cada uno.
Las preguntas que se hacen también son las mismas, no cambian, pero es verdad que cada círculo le da un matiz diferente. Normalmente, en los grupos de jóvenes y adultos suelen aparecer respuestas más desarrolladas que en los grupos de niños (aunque eso no quiere decir que sean más profundas). En el trabajo del tiempo de respuesta, no sé si por la formación recibida, los adultos somos más de escribir, estar en silencio. Al menos esa es la experiencia que he tenido yo hasta el momento.
Todavía recuerdo a alumnos de bachillerato disfrutando tanto de la narración de El Arca y el Diluvio como los niños de 5 años habían disfrutado dos semanas antes. A catequistas reflexionando sobre qué podía ser la levadura como luego lo hicieron alumnos de primaria, que se preguntaron también en la sesión de la Parábola de la Levadura algunas semanas después.
Como método de enriquecimiento espiritual en cada edad se vive de una manera. Considero que es un método muy válido también para acercar la Biblia a creyentes adultos: catequistas, miembros de comunidades, educadores, religiosos,….
Gracias, Marcos. Otro buen artículo.
Supongo que la diferencia principal entre la práctica de Godly Play con niños y el trabajo con adultos es que estos tienen que hacerse de alguna manera como niños para entrar en las historias (y el reino) de verdad; de acuerdo con las palabras de Jesucristo, tienen que «nacer de nuevo». En la experiencia de muchos practicantes, Godly Play ciertamente ayuda en dicho proceso espiritual, entre otras cosas por su dependencia del lenguaje no verbal más que de lo cognitivo. Hay buenas experiencias con gente mayor con diferentes demencias y otros adultos con lesiones cerebrales, que reconocen y responden a las historias de manera NO cognitiva a través de los gestos significativos, silencios y pausas, más que por las palabras de la narración en sí. De algún modo, estas personas encuentran un segundo «naiveté».
Un abrazo
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